La Huida: Huesca, aventura off road

La Huida: Huesca, aventura off road

De las áridas formaciones de Monegros a las salvajes cumbres de Bielsa. Es mediados de Octubre, los días se hacen más cortos, los bosques se tiñen de tonos ocres y anaranjados, y cuatro amigos nos disponemos a explorar algunos de los mejores rincones de la provincia de Huesca, pero también a poner a prueba nuestras máquinas y a nosotros mismos en esta pequeña aventura off-road.

No nos engañemos, montar en moto es para sufridores… Pasar frío o calor son sensaciones inherentes a la moto, no hay protección, es tu cuerpo en contacto con los elementos… pero justo en el momento perfecto, en ese exacto instante en donde se dan las condiciones perfectas, el viaje se convierte en épico y aflora el “Flow”, ese estado de ánimo en donde pierdes la noción del tiempo y te limitas a disfrutar de como el paisaje va cambiando a golpe de gas.

Justo esta sensación fue la vivida en mi última Huida por tierras aragonesas con unos acompañantes de lujo, mis amigos Fernando, Teo y Javi, que garantizaban que nada iba a fallar, y os explico el porqué.

Fernando se dedica a la promoción del turismo en Huesca con su empresa @tuhuesca, y se lo conoce absolutamente todo en la provincia! Para comer, para dormir, para ver… Estábamos en las mejores manos con la ruta que nos había preparado.

Teo, mas conocido como @MrHicks46 en el mundillo de los grandes viajeros, es guía de viajes en moto y se ha marcado una vuelta al mundo, su sabiduría y carisma crean adeptos allá por donde pasa y es mi compañero favorito en nuestras rutas de “Off-road poligonero”, cuando nos hacemos pistas enlazando polígonos del sur de Madrid.

Javi, Morante para los amigos, es un profesional del motor con su empresa de alquiler de motos @soulbiketours, un tipo realmente resolutivo cuando hay algún problema, y un máquina en mecánica y en conducción off-road. Con el no hay avería que valga. Os anticipo que ha quedado alucinado con Huesca y ya está pensando en llevar a grupos, así que “Stay tuned

Yo @diego_bermu, sumaría al viaje, capturando con mi cámara los mejores momentos, que ojalá pudiera publicar todos, pero entonces necesitaría toda una revista para solo este reportaje…

 

Rumbo a Monegros

El desierto de Monegros, conocidísimo si te gusta la música electrónica, tiene mucha mas historia… Ha sido escondite de bandidos, escenario de la Guerra Civil o plató de rodaje de cine, en el se rodó Jamón Jamón entre otras.

La singularidad de su paisaje, la soledad y la palabra “desierto” juegan a favor si eres un romántico ansioso de aventura a medio camino entre Huesca y Zaragoza.

Partimos con energía del Hotel Pedro I de Aragón, en pleno centro de Huesca. Apenas hemos salido de la ciudad y nos adentramos en una pista dirección sur, la pista no es muy complicada pero unas piedras sueltas en medio de una curva hacen que tengamos un susto con Teo, que se va al suelo con su GS. Nada ocurre, levantar la moto del suelo no supone ningún drama para un tipo que se ha cruzado Siberia en moto y la moral permanece intacta pensando en todo lo que nos puede esperar cuando solo acabamos de empezar.

Los incidentes se suceden y la todopoderosa GS de Teo ahora no arranca, la batería está tocada. No importa, tenemos a Morante, que inmediatamente me pregunta donde lleva la batería mi Triumph Scrambler 1200 XE para hacer un puente, que nos da resultado y podemos continuar.

Vamos como el culo si queremos completar los 270 km que Fernando nos ha preparado y me da rabia no poder parar a sacar mas fotos, pero estoy gozando como un enano…

La Ermita de Santa Quiteria es nuestro primer destino, las espectaculares vistas panorámicas se dejan entrever por el polvo en suspensión, pero aprovechamos para sacar unas fotos a nuestro stuntman Morante que con su Tenere 750 saca a relucir sus skills.

Nos dirigimos al techo de Monegros y llegamos a otra panorámica, la Ermita de Santa Helena. El paisaje árido está presente, pero no tanto como esperábamos, cresteando por La Sierra de Alcubierre nos encontramos rodando muchos quilómetros entre pinos.  

 

Ruta Orwell

Llegamos al monte Iranzo y aparcamos las motos para adentrarnos en unas perfectamente conservadas trincheras de la Guerra Civil y que Fernando nos deleite con un poco de historia.

El denominado frente de Aragón, uno de los mas duraderos de la contienda, atravesaba la comarca de Monegros. Allí combatió el escritor británico George Orwell, como voluntario en el bando Republicano, que en enero de 1937 fue destinado a la Sierra de Alcubierre dejando constancia de su paso en su obra Homenaje a Cataluña.

 

Ermita de San Caprasio

Esta Ermita es sin duda una de las paradas obligatorias. A 811 metros de altitud, nos encontramos en el techo de Los Monegros disfrutando de las mejores vistas de la zona.

Sin tiempo para mucho más que para la instantánea, Fernando nos explica la existencia de unas cuevas, en las laderas de San Caprasio, que actualmente se destinan para experiencias de retiro espiritual, pero que en su momento fueron el refugio de El Bandido Cucaracha y su banda, una especie de Robin Hood oscense que descontento con el sistema social y la riqueza mal repartida se echó a los montes en 1864.

En esta ocasión no pudimos visitar las cuevas, pero queda pendiente para la próxima…

 

Tozales de Jubierre

Tras comer en Farlete, nos dirigimos a la zona de Jubierre y el paisaje se vuelve impactante.

La ruta transcurre entre profundos barrancos secos y llamativas estructuras pétreas formadas tras siglos de erosión, que nos dejan conjeturar lo extremo que puede ser la climatología en esta zona. Rodando entre los famosos Tozales de Jubierre parece que estemos en Arizona, que espectáculo.

Lo estamos gozando y el impresionante atardecer me hace pensar, más si cabe, que estamos ante el minuto de oro de la ruta de Monegros. El cielo anaranjado y cuatro amigos levantando polvo a su paso, en un paisaje marciano, me parece épico. Las  sensaciones que tengo bajo el casco son una mezcla de aventura, compañerismo y de diversión off-road. No necesitamos decir nada, solo con cruzar miradas, sabemos que estamos todos conectados y en la misma onda, cuasi exploradores que se adentran por primera vez en tierras inexploradas. Solo por este momento ha merecido la pena venir a Monegros, no obstante, la realidad me hace despertar de mis anhelos, ya que de repente nos encontramos rodando por una pista con un polvo super fino, que no llega ni a ser arena, pero que se traga nuestras ruedas hasta el eje. Parece que estemos en la playa durante varios kilómetros… Sin luz y con todo el polvo que se levanta, vamos a ciegas y me tengo que separar unos doscientos metros de Morante para poder ver algo. La caída está cerca en un par de ocasiones, pero sacando el pie y rezando para que apoye en algo firme, consigo salir del aprieto.

Teníamos previsto volver a Huesca por pistas, pero se nos ha hecho de noche y con la experiencia de la última pista, no nos la jugamos y volvemos por carretera.

¡Madre mía como lo hemos pasado en Monegros! Ayuda que fuera un martes, pero es que no nos hemos cruzado con nadie. La definición de la palabra desierto se cumple aquí, volveremos…

 

Bielsa

Ya en Huesca cargamos las motos en la furgo de Morante y ponemos rumbo a Bielsa, a Fernando ya no le veremos hasta mañana. Son casi dos horas en coche desde Huesca y llegaremos tarde al Hotel Bielsa, así que llamamos para que nos dejen algo de cenar. Con Morante y Teo las horas se hacen cortas, vamos exaltados con todo lo vivido en Monegros, y para acabar el día nos encontramos en recepción con unos bocadillos de Longaniza de Graus, que más queremos.

 

Pista de La Estiva

Antes de nada hay que enaltecer la magnifica iniciativa del ayuntamiento de Bielsa habilitando diferentes pistas forestales para el tráfico rodado, mediante el pago de una tasa de tan solo 3 euros, que además ayuda a mantener las pistas en buenas condiciones. Anticipo que bien barato es, para lo espectacular del lugar.

Realmente me ha dejado impresionado que podamos circular con nuestras motos, de manera legal, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, cuando en otros lugares de España, que no están ni protegidos ni tienen ningún interés natural especial, seas un terrorista si te pillan saliéndote de lo negro. Simplemente sacando un ticket de 3 euros en una máquina expendedora en el parking sur de Bielsa y a disfrutar, que los de las motos también somos de Dios.

Sacamos el ticket y nos dirigimos a Espierba, que se encuentra a tan solo nueve kilómetros de Bielsa por carretera. Rodamos paralelos al río Cinca y vamos flipando con un río que parece de cristal y deja ver completamente el fondo. Estamos en lo profundo del Valle de Pineta y esto ya es un espectáculo, así que a ver que nos encontramos allá arriba...

En Espierba cogemos un pista de grava, La Estiva, y comenzamos a ascender. La pista se encuentra en perfecto estado y nuestros sentidos se centran en un paisaje de postal con bosques otoñales de tonos naranjas, amarillos y rojos que crecen en laderas imposibles, cortados por una sucesión de cascadas. Bajo el casco voy jurando porque no me acabo de creer que se pueda circular en moto por aquí.

Aproximadamente cada cien metros, la pista tiene una especie de montículos que imagino que son para evitar la erosión del agua, pero que a nosotros nos hacen mucha gracia, y copiando a Morante, cada vez los tomamos con más alegría despegando las ruedas del suelo. Cuidado, que si te vas a la izquierda te despeñas.

La pista son unos 17 km ida y vuelta y a medida que subimos el paisaje va mejorando. Saliendo de una curva me encuentro de frente El Monte Perdido y es imposible no parar a sacar unas fotos antes de volver a descender con alegría.

 

Pista de Ruego

El siguiente valle al norte del de Pineta, es el Valle del Río Real o Chisagüés, por donde transcurre la Pista de Ruego, que asciende hasta los 2.600 metros y tiene el honor de ser la pista a más altitud de los Pirineos.

Nos dirigimos al municipio de Chisagüés, desde donde comienza la ascensión y nos encontramos con una pista de grava muy bien conservada. La primera parte hasta Petramula es un paseo de vistas increíbles, pero a partir de aquí el desnivel aumenta y la pista se complica un poco por las piedras sueltas.

En nuestra subida nos encontramos con unas minas abandonadas, las minas de plomo de Parzán, que hasta 1933 estuvieron en uso. Sus 390 metros de galerías subterráneas atraviesan el monte y dan para otra historia.

El paisaje es cada vez más espectacular, la pendiente aumenta y las piedras sueltas golpean con fuerza los bajos de mi Scrambler que ni se inmuta.

A golpe de gas vamos remontando sin problema las pendientes. Voy encendido, no solo porque estoy alucinando con os paisajes, sino porque hay que apretarle para poder subir. Al final de la subida veo a Fernando que se ha bajado de la moto y me hace señales para que pare, casi se me tira a la moto, y viendo el desfiladero que hay al final de la pista no es para menos.

Hemos llegado al final de la ruta, estamos en Punta Liena a 2.600 metros. Una pequeña bruma que se desplaza rápidamente tapándonos los tobillos nos da señales de que nos encontramos ya en alta montaña. En este punto es obligatorio bajarse de la moto, quitarse el casco y contemplar en silencio por unos minutos el espectáculo. Todos estamos en sintonía observando por encima de las nubes todo el valle y sintiéndonos especiales por poder haber llegado hasta aquí con nuestras motos.

Nos esperan otros 14 kilómetros de descenso y decido quedarme atrás para sacarles unas fotos con toda la montaña de fondo. Les veo diminutos entre tremendas moles de roca, estoy flipando…

Dos días off road en este paraíso de contrastes que es Huesca no han dado para más, pero me voy con la sensación de haberlos exprimido al máximo. Sin salir de la provincia hemos pasado del desierto a la alta montaña, pasando entre medias por una gran variedad de paisajes y lugares que se me han quedado grabados y sobre todo, que he podido compartir con gente muy top.

Como colofón final, Fernando nos tenía preparada otra sorpresa, esta vez gastronómica, antes de partir para Madrid. El Restaurante Las Torres, fundado por los hermanos Abadía, es uno de los mejores restaurantes de Huesca y pudimos disfrutar de su menú gastronómico y como no, todo ello aderezado con un buen Somontano.

¿Cómo no volver a Huesca?

 

Texto y fotos Diego Bermúdez 

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